Ella se siente rica y deseada pero…

Nidia es una mujer premiada por la vida con un carácter que cualquiera quisiera tener, me atrevo a decir que cualquiera quisiera tenerla siempre a su lado porque, cuando está cerca el mundo parece otro, no solo por sus colores sino por la alegría que irradia y el bienestar colectivo que se apodera del pedazo de lugar donde ella está.
La recuerdo, hace más de 20 años. Era entradita en masas pero con figura, el asma hacía estragos en su fisionomía, en tanto la salud se resquebrajaba ante la entrada de un frente frío o un cambio brusco del tiempo. Y aun en esos trances, sacaba la mejor de sus sonrisas y, mirando a todos decía su clásica frase: “esto no es peo que rompa calzoncillos”. Fue con ella, que conocí a un asmático en pleno proceso de crisis. Algo aterrador.
La Gordy, como le decimos desde entonces, ha convertido su enfermedad en un motivo de chanzas, supongo que para amortiguar la desesperación de los ataques y el deterioro físico que cada uno de ellos conlleva.

La “entradita en masas” ahora se pasó con creces, la obesidad extrema, provocada por los esteroides, el sedentarismo, la gula y el descuido, la han convertido en “un amasijo de masas…” pero bajo ningún concepto se siente vencida. Ella sabe cómo está y los daños que le ocasiona su estado, sin embargo, repite, una y otra vez, “a mal tiempo, buena cara”. No es de extrañar entonces, que se contonee por las calles de Matanzas, la Atenas de Cuba, sintiéndose “rica y deseada”.
Una de sus anécdotas tiene que ver con una vez, cuando subía la calle Contreras, a la altura del Pre, en Matanzas. Venía extenuada, las gotas de sudor le corrían por toda la espalda hasta “su epicentro” y desde el cuello hasta el mismo “eje de su interior”. Ni abanico, ni toallitas húmedas, ni siquiera la sombrilla de Artex, del más legítimo Arte Cubano, podían aplacar aquella sensación de “ahogo”. Fue entonces que lo divisó, a lo lejos.
Ante su mirada cansada, mas no rendida, lo veía acercarse, “serían unos seis pies y cualquier cantidad de pulgadas, era como un gladiador de esos que salen en la serie ¨Juego de Tronos, caminaba lento pero aplastante, como me lo recomendó el médico para mis ataques de asma”, decía, mientras se adueñaba de la escena y nos atrapaba en su relato.
“Yo, caminaba y me movía como sé para que se fijara en mí. Él, me miraba fijo, desafiante, listo para el asalto final, sabiéndose dueño de un arma ¨fuera de liga¨; yo, descubría ¨todas sus esencias, y qué esencias!¨ Él, cada vez más cerca, podía sentir sus pasos apurados; la sangre me hervía, sólo yo podía sentir tanto alboroto; èl cada vez más cerca… Tres…dos…un metro nos separa, casi me desmayo, no son ideas…viene hacia mí…coño, viene de centro, no estoy preparada para batearle el hit, me roza la mejilla derecha y al oído, muy suavemente me esputa: “tú tienes que cagar unos mojones!!!”
“Sin palabras”- dijo la Gordy, ante nuestro asombro. El gladiador se convirtió en el más infame de los aprendices de Hombre. La sorpresa la dejó sin aliento, ahora sí su epicentro y su eje central se descontrolaron, su ego sufrió un descalabro momentáneo, el Cielo se le unió con la Tierra, ¡qué clase chasco! Pero ella, Nidia, la Gordy, ni corta ni perezosa, se apura en calmarnos: “experiencia, mis amigos, el mundo para que sea mundo, tiene que tener de todo…mire Ustè, a mí, a la mismitica, la rica y deseada…”

Acerca de regla7

Soy una cubana que ama su país y necesita estar rodeada de buenas personas.Amo la sinceridad y la lealtad
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